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Las autoridades turísticas de la prefectura japonesa de Osaka, la segunda más visitada del país asiático, han realizado una encuesta entre hoteles de la región que revela que los huéspedes chinos han cancelado hasta el 70 % de sus reservas en medio de la crisis diplomática por Taiwán.
El sondeo, cuyos resultados fueron presentaron este jueves, fue realizado entre 20 hoteles de la prefectura y muestra que entre el 50 % y el 70 % de la reservas efectuadas por clientes de origen chino hasta finales de diciembre han sido canceladas hasta ahora, según detalles publicados por el diario económico local Nikkei.
«La situación es desigual» en función del hotel, dijo en una rueda de prensa el presidente de la Oficina de Convenciones y Turismo de Osaka, Hiroshi Mizohata, quien señaló que, pese a ello, no pueden mostrarse «complacientes».
Mizohata explicó que, si bien los hoteles que dependen en gran medida de los clientes chinos se han visto muy afectados, otros alojamientos están compensando las cancelaciones con otras reservas, pero abogó por adoptar las medidas necesarias para seguir atrayendo visitantes de forma estable en los próximos meses.
Los hallazgos de esta región del oeste japonés son un anticipo del impacto que se prevé que tengan en la industria turística japonesa los llamamientos del Gobierno chino a sus ciudadanos a evitar visitar el archipiélago vecino, y que reiteró este mismo jueves.
Los visitantes chinos son actualmente los más voluminosos por nacionalidad entre los turistas extranjeros a Japón, y supusieron en los diez meses hasta finales de octubre el 23 % del flujo total de turistas al país asiático en ese período, según datos de la Oficina Nacional de Turismo (JNTO).
El impacto real quedará realmente reflejado en los datos a partir de noviembre, cuando estalló la crisis a raíz de unos comentarios de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, sobre una potencial intervención militar de su país en caso de que su seguridad se viera comprometida por un ataque a Taiwán.
China, que reclama la soberanía de la isla autogobernada, ha acusado a la mandataria de inmiscuirse en sus asuntos internos con sus declaraciones en el Parlamento nacional, y ha adoptado una serie de medidas en el marco de la tensión, como la reinstauración de su veto a la importación de productos del mar japoneses o la cancelación de reuniones gubernamentales.