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Santo Domingo. – El diputado Rafael Castillo, denunció que el presupuesto del Ayuntamiento de Santo Domingo Este parece mas un entramado fraudulento que un presupuesto a ejecutar.
El presupuesto aprobado por el Ayuntamiento de Santo Domingo Este para 2026, al igual que el sancionado en 2025, confirma una política deliberada del alcalde. Se trata de una orientación dirigida a crear un esquema expansivo similar al de SENASA: crecer sin respaldo real, sin planificación y sin correspondencia con los ingresos efectivos. En el caso de SENASA, el aumento irracional de afiliados sin el debido sustento terminó siendo calificado por la Procuraduría como un entramado de negocios turbios.
En Santo Domingo Este no se puede afirmar, por ahora, que el aumento presupuestario tenga fines ilícitos, pero lo ocurrido en 2025 obligaba, como mínimo, a un ejercicio elemental de transparencia para ajustar el presupuesto a la realidad económica del municipio.
El presupuesto correspondiente al año 2025, ascendente a RD$3,579,901,791.17, fue aprobado con un aumento del 59.75 % respecto al monto ejecutado el año anterior, que fue de RD$2,241,014,035.86. Este incremento, considerado desproporcionado y carente de sustento técnico y de una planificación seria, se convirtió en el mayor salto presupuestario en la historia de Santo Domingo Este y posiblemente de cualquier otro municipio del país.
El 3 de septiembre, la administración municipal recortó 315 millones de pesos del gasto de inversión para redistribuirlos de la siguiente manera: 10 millones adicionales para publicidad, orientada a promover la imagen del alcalde; 20 millones más para la Policía Municipal; 200 millones no previstos para el servicio de aseo y 50 millones para cuentas por pagar. Los hechos no tardaron en desmentir el relato oficial de eficiencia.
El desorden es evidente. Por un lado, se gasta por encima de lo presupuestado en partidas de baja prioridad; por otro, se despoja de recursos a áreas cuyo presupuesto ni siquiera se estaba ejecutando. Un caso fuera de toda lógica es el de las deudas: de 75 millones presupuestados, al cierre del tercer trimestre ya se habían pagado 311 millones. La pregunta es obligatoria: ¿a quiénes se les pagó y por qué? La interrogante cobra mayor peso cuando ex empleados cancelados de esta gestión continúan peregrinando por sus prestaciones laborales, pese a que el Gobierno Central asignó 85 millones de pesos extraordinarios precisamente para saldar esas obligaciones.
Entre 2015 y 2023, el presupuesto municipal se redujo en tres ocasiones respecto al año anterior. En dos de esos casos, la razón fue clara: la recaudación real quedó por debajo de lo proyectado y los técnicos ajustaron el nuevo presupuesto a la realidad.
Eso es un gesto común de responsabilidad y sentido común.
ASDE repite el esquema de SENASA en el presupuesto 2026
Por Rafael Castillo
El presupuesto aprobado por el Ayuntamiento de Santo Domingo Este para 2026, al igual que el sancionado en 2025, confirma una política deliberada del alcalde. Se trata de una orientación dirigida a crear un esquema expansivo similar al de SENASA: crecer sin respaldo real, sin planificación y sin correspondencia con los ingresos efectivos. En el caso de SENASA, el aumento irracional de afiliados sin el debido sustento terminó siendo calificado por la Procuraduría como un entramado de negocios turbios. En Santo Domingo Este no se puede afirmar, por ahora, que el aumento presupuestario tenga fines ilícitos, pero lo ocurrido en 2025 obligaba, como mínimo, a un ejercicio elemental de transparencia para ajustar el presupuesto a la realidad económica del municipio.
El presupuesto correspondiente al año 2025, ascendente a RD$3,579,901,791.17, fue aprobado con un aumento del 59.75 % respecto al monto ejecutado el año anterior, que fue de RD$2,241,014,035.86. Este incremento, considerado desproporcionado y carente de sustento técnico y de una planificación seria, se convirtió en el mayor salto presupuestario en la historia de Santo Domingo Este y posiblemente de cualquier otro municipio del país.
El 3 de septiembre, la administración municipal recortó 315 millones de pesos del gasto de inversión para redistribuirlos de la siguiente manera: 10 millones adicionales para publicidad, orientada a promover la imagen del alcalde; 20 millones más para la Policía Municipal; 200 millones no previstos para el servicio de aseo y 50 millones para cuentas por pagar. Los hechos no tardaron en desmentir el relato oficial de eficiencia.
El desorden es evidente. Por un lado, se gasta por encima de lo presupuestado en partidas de baja prioridad; por otro, se despoja de recursos a áreas cuyo presupuesto ni siquiera se estaba ejecutando. Un caso fuera de toda lógica es el de las deudas: de 75 millones presupuestados, al cierre del tercer trimestre ya se habían pagado 311 millones. La pregunta es obligatoria: ¿a quiénes se les pagó y por qué? La interrogante cobra mayor peso cuando ex empleados cancelados de esta gestión continúan peregrinando por sus prestaciones laborales, pese a que el Gobierno Central asignó 85 millones de pesos extraordinarios precisamente para saldar esas obligaciones.
Entre 2015 y 2023, el presupuesto municipal se redujo en tres ocasiones respecto al año anterior. En dos de esos casos, la razón fue clara: la recaudación real quedó por debajo de lo proyectado y los técnicos ajustaron el nuevo presupuesto a la realidad. Eso es un gesto común de responsabilidad y sentido común.
Hoy ocurre exactamente lo contrario. A pesar de registrar la mayor caída en la recaudación respecto a la meta prevista, el Ayuntamiento decide inflar el presupuesto de 2026 hasta RD$4,000,125,785.00, una decisión difícil de explicar y fácil de calificar como una locura administrativa.