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14 horas agoon
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adminA un mes de la trágica explosión en la discoteca Jet Set que arrebató la vida de 233 personas, entre ellas la del exbeisbolista Octavio Dotel, su esposa Massiel Javier de Dotel sigue encontrando formas sutiles y poderosas de mantenerlo presente. “Elijo el café que le gustaba a él. No por rutina, sino por memoria. Por amor”, confiesa, revelando cómo, incluso en los gestos cotidianos, el duelo puede transformarse en homenaje.
En su primera declaración pública tras la pérdida, Massiel habla con una mezcla de dolor y fortaleza sobre los 30 días más difíciles de su vida. Con tres hijos, una familia unida y el recuerdo constante de un esposo que fue compañero, cómplice y padre ejemplar, enfrenta el vacío que dejó Octavio con la esperanza de que, algún día, su recuerdo no duela, sino que sonría.
“El niño grande de la casa”, así lo describe, al hablar de ese padre cercano que celebraba la vida con sus hijos y acompañaba a su esposa en cada viaje, cada decisión, cada momento. Su ausencia es ahora un desafío emocional que Massiel afronta con ayuda profesional, reconociendo que cargar sola con tanto no es humano ni posible.
Pero si algo queda claro es que en su hogar, Octavio sigue vivo. En cada comida que le gustaba, en cada anécdota que recuerdan, en cada “esto le encantaba a papi”, la memoria se convierte en puente entre el pasado y el presente.
“El dolor no se niega, se vive”, dice Massiel con serenidad. “Y con el tiempo, lo vamos a recordar sin tristeza, con alegría.” Porque el amor, cuando es verdadero, no muere: se transforma en memoria compartida.