Viena.- Los glaciares, la última línea de defensa de Chile ante las periódicas sequías, aportarán en 2100 la mitad de agua que ahora, por lo que perderán su capacidad de mitigación si el país sufre otra megasequía como la que se prolonga desde hace 15 años, según un estudio publicado este martes.
«El alza de las temperaturas en los escenarios que se proyectan para el siglo va a llevar a que los glaciares vayan perdiendo más masa de la que ganan. Digamos que, sostenidamente durante todo el siglo, van a ir retrocediendo», explica a EFE Álvaro Ayala, del Instituto Federal Suizo de Investigación de Bosques, Nieve y Paisaje (WSL).
Este centro, el Instituto de Ciencia y Tecnología de Austria (ISTA) y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas de Chile, han concluido que si una sequía como la actual afecta al país en 2100, los grandes glaciares en el sur de los Andes, en el centro de Chile y en Argentina, sólo podrán contribuir con la mitad de agua que ahora, ya que habrán perdido entre el 50 y el 80 % de su actual volumen.
La situación de los más pequeños, no contabilizados en este estudio, será probablemente aún más grave y habrán desaparecido totalmente.
Incluso sin tener en cuenta cómo será la evolución del consumo de agua, la reducción a la mitad del aporte de agua de los glaciares será un importante problema adicional, advierte Ayala
Este ingeniero civil chileno explica que el estudio, publicado en la revista ‘Communications Earth & Environment’, parte de la pregunta de qué pasaría si una megasequía como la actual afectara a la misma zona a finales de siglo, cuando los glaciares sean bastante más pequeños.
La última reserva
«Encontramos que el aporte hídrico de los glaciares durante el verano va a ser alrededor de la mitad de lo que sucedió en los años recientes», alerta este experto en hidrología.
Ayala destaca que una vez consumida el agua de la nieve caída en invierno y la almacenada en el subsuelo, «los glaciares son como la última reserva en la naturaleza» cuya contribución se nota especialmente al final del verano, cuando los ríos de montaña bajan ya con un caudal mínimo.
Este experto indica que la actual megasequía en Chile «llegó como una sorpresa», en un país con episodios periódicos, pero más breves, de escasez de agua.
Una situación que se ha visto agravada porque apenas ha habido cambios en el uso del agua y sin políticas suficientes de ahorro o gestión del consumo.
Francesca Pellicciotti, ingeniera medioambiental, señala en un comunicado del ISTA que los climatólogos sólo se percataron en el año 2015 de la gravedad del actual periodo de sequía.
«La megasequía chilena nunca fue pronosticada en ningún modelo climático», señala en esa nota, en la que plantea la cuestión de si estamos preparados para futuros desastres climáticos.
Ayala recuerda que ya desde hace años hay estudios que hablan de un progresiva desertificación desde el norte hacia el sur de Chile.
Además, el estudio de la megasequía en Chile, cuyo autor es también el chileno Eduardo Muñoz-Castro y otros investigadores de Chile, Austria y Suiza, ha servido para empezar a analizar ese fenómeno, aún poco estudiado, en Europa.
Aunque Ayala señala que no puede afirmarse que los Alpes vayan a acabar pareciéndose a las montañas más secas del sur de Europa, sí indica que hay proyecciones de disminución de precipitaciones y de aumento de las temperaturas que apuntan en esa dirección.