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Cónclave en el Vaticano: continúa la búsqueda del nuevo Papa tras primer día sin consenso

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Ciudad del Vaticano, 7 de mayo de 2025 – El cónclave convocado para elegir al nuevo Papa inició este miércoles en el Vaticano con las tradicionales ceremonias litúrgicas y una primera jornada de votaciones que concluyó sin resultados, como lo indicó la fumata negra que emergió de la chimenea de la Capilla Sixtina.

Los 115 cardenales electores, reunidos en estricto aislamiento dentro del Palacio Apostólico, participaron en la misa Pro eligendo Pontifice antes de iniciar el proceso de deliberación. La jornada incluyó una primera ronda de votación, cuyo resultado negativo se hizo visible cuando el humo oscuro ascendió desde la chimenea, símbolo de que no se alcanzó la mayoría calificada de dos tercios requerida para elegir al nuevo pontífice.

A partir de este jueves, el ritmo del cónclave se intensificará con cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. Las señales visuales que marcarán el desarrollo de estas sesiones serán las tradicionales fumatas: negra si no hay elección, blanca cuando el consenso se haya logrado.

Según el protocolo vaticano, cada jornada comenzará con una misa en comunidad, seguida del rezo de los laudes en la Capilla Sixtina y el inicio de las votaciones en torno a las 9:00 de la mañana (hora de Roma). Si el papa no es elegido en las dos primeras rondas, habrá un receso antes de continuar por la tarde con dos nuevas votaciones, cuyo resultado se reflejará en una segunda fumata esperada alrededor de las 7:00 de la noche.

En caso de prolongarse el proceso sin una definición clara, el reglamento establece que tras tres días de votaciones sin éxito, se debe hacer una pausa. Posteriormente, se reinicia el cónclave con ciclos de siete votaciones intercaladas con nuevos descansos, hasta alcanzar una decisión. La primera de estas pausas podría ocurrir el domingo si persiste la falta de consenso tras 13 votaciones.

El momento culminante del proceso llegará con la esperada fumata blanca. En ese instante, las campanas de la Basílica de San Pedro comenzarán a sonar, anunciando al mundo que hay un nuevo sucesor de San Pedro. El elegido se retirará a la llamada “sala de las lágrimas” para revestirse con los hábitos pontificios y, poco después, saldrá al balcón central del templo para pronunciar el tradicional anuncio “Habemus Papam” y ofrecer la bendición apostólica Urbi et Orbi.

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